En una carta publicada en su blog, Fernández señala que al fiscal Alberto Nisman "le plantaron pistas falsas" para denunciar al Poder Ejecutivo.
"Nisman no lo sabía y probablemente no lo supo nunca. La verdadera operación contra el Gobierno era la muerte del fiscal después de acusar a la presidenta, a su canciller y al secretario general de La Cámpora de ser encubridores de los iraníes acusados por el atentado terrorista de la AMIA", afirmó Fernández.
"Lo usaron vivo y después lo necesitaban muerto. Así de triste y terrible", acusó.
El planteamiento constituye un giro radical sobre la tesis inicial de Fernández, ya que si bien en su primera carta, 72 horas antes, puso la palabra suicidio entre interrogantes, después escribió: ¿Qué fue lo que llevó a una persona a tomar la terrible decisión de quitarse la vida?".
La nueva misiva, titulada "Los espías que no eran espías. Los interrogantes que se convierten en certeza. El suicidio (que estoy convencida) no fue suicidio", añade todavía más interrogantes.
Fernández insiste en desmentir los puntos principales de la denuncia presentada por el fiscal especial de la causa AMIA.
"Los presuntos agentes de inteligencia que Nisman identificaba como miembros de una SIDE (Secretaría de Inteligencia) paralela en conexión directa con la presidenta, Ramón Allan Héctor Bogado y Héctor Yrimia, NUNCA habían pertenecido a la Secretaría de Inteligencia, bajo ningún carácter", escribe la jefa de Estado.
Fernández arremete especialmente contra el influyente exdirector de Operaciones de la Secretaría de Inteligencia, Antonio "Jaime" Stiusso, quien renunció a fines de diciembre pasado.
Según la presidenta, el juez de la causa AMIA, Rodolfo Canicoba Corral, "se ha referido críticamente a la participación del ingeniero Stiuso, manifestando que en lugar de colaborar, terminó dirigiendo la investigación".
"Personalmente creo que hacía algo más que dirigirla. Los hechos hablan por sí solos", remarcó.
Fernández señala que "si los agentes no son agentes", "si el comercio con Irán crece en vez de aumentar luego del Memorándum", "si además el Gobierno nunca compró petróleo a Irán", "entonces todo es falso".
Además, subraya que la muerte del fiscal "sepulta" el impacto de la denuncia por presunto encubrimiento de terroristas, que fue formulada, insiste, "en el marco internacional por lo sucedido en Francia", en referencia a los recientes atentados yihadistas que causaron la muerte de 17 personas en París.
Al señalar que la muerte de Nisman fue presentada como "aparente suicidio", Fernández recuerda que es "un recurso que ya ha sido utilizado en muchos casos tristemente célebres".
La jefa de Estado pide "que se le otorgue mucha protección al sr. Daniel Ángel Lagomarsino", el colaborador de Nisman y experto en informática que le prestó el arma que le provocó la muerte, considerado también la última persona que vio con vida al fiscal, el pasado sábado.
En declaraciones al diario Página 12, Lagomarsino recuerda que Nisman le confió que el exagente Stiusso le había advertido que tuviera cuidado con su custodia, integrada por 10 hombres de la Policía Federal.
El exjefe de Operaciones de la Secretaría de Inteligencia (SI, antigua SIDE) vuelve a ser blanco de las acusaciones en la misiva presidencial: "¿Por qué se iba a suicidar si no sabía que era falsa la información que estaba en el informe? Estas respuestas seguramente las podrán dar quienes lo convencieron de que tenía en sus manos "la denuncia del siglo" proporcionándole datos falsos".
Tras la carta de Fernández, el Gobierno rechazó profundizar en la denuncia.
Al ser consultado en rueda de prensa, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, se limitó a recordar que "la Justicia está efectuando la investigación correspondiente" y remitió a los periodistas al "mensaje claro y contundente" de la mandataria, mientras que el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, admitió que las cosas "se están poniendo cada vez más extrañas".
Nisman acusó a Fernández de articular un "plan criminal de impunidad" para los supuestos autores del atentado contra la mutual judía AMIA, que causó 85 muertos en 1994.